El
crecimiento de la población de las cárceles en Italia, debido también a
las entradas recientes de los inmigrados, ha causado durante el último
decenio un abarrotamiento de presos: eso deteriora de manera ulterior la
calidad de la vida de los presos ya debilitados por las condiciones de
libertad acotada. Periódicamente, el Estado intenta reducir las
tensiones provocadas por esta “superpoblación” con la ayuda de indultos o
amnistias. Desafortunadamente, por una falta de intervenciones
estratégicas relacionadas con la duración de los procesos y con medidas
alternativas a la detención que originan grandes debates y ansiedad (muy
a menudo fomentados) entre la opinión pública, no se ha obtenido alguna
mejora estructural de la situación general de las cárceles.
Recientemente se ha convertido en ley el decreto ley “cárceles vacías” emanado por el Gobierno Monti: dicho decreto intenta mejorar la situación de Italia evitando el indulto.
En
septiembre 2009 la cantidad de presos italianos alcanzó el nivel máximo
desde la posguerra con un total de casi 64.000 personas (99,6% del
máximo espacio posible, de media), a pesar de una bajada de los delitos
en los últimos dos años. Todo eso produjo una disminución de los
espacios disponibles y la desaparición de los espacios comunitarios,
además de una duplicación de los suicidios (45 durante los primeros
siete meses de 2009, por los 24 de 2008); las medidas alternativas
bajaron al minimo histórico (10.000).
Italia
fue condenada por primera vez por la Corte de los Derechos Humanos a
causa de “tratamientos inhumanos y humillantes”, con una indemnización a
su cargo.
El
ministro de justicia Angelino Alfano anunció un “programa cárceles”,
con la construción de 17.000 lugares más, antes de finales de 2012: de
hecho en el enero 2009 el mismo ministro había hablado de “cárceles
ilegales”.
En
los ultimos 10 años más de 1.500 presos han muerto en las cárceles a
causa de suicidios (un tercio del total), escasa asistencia sanitaria,
sobredosis o causas poco claras.
El
coste de cada preso en Italia es mayor que en Francia, dos veces más
que en España, dos veces y media más que en Los Estados Unidos. En
Italia se suicida un preso cada mil, y en 2012 la población en las
cárceles hubo un total de
65.717: haced numeros. A pesar de un coste de 3.511 € por cada preso,
los problemas de suicidios y de “superpoblación” siguen siendo crónicos.
TASA DE SUICIDIOS.
A la cantidad de recursos no corresponde una mejora de las condiciones
de los presos. En 2009 se suicidaron en España 4 presos cada 10.000,
contra los 9,1 de Italia: más que Alemania, Austria, Polonia y Reino
Unido. Hay que considerar que la policía penitenciaria está involucrada en este escenario: cada año 10 policías se quitan la vida.
EL PROBLEMA DE “SUPERPOBLACIÓN”. Como
ha revelado el Centro studi de Ristretti Orizzonti, Italia «tiene la
tasa más alta de superpoblación penitenciaria en Europa, y al mismo
tiempo muestra la mayor diferencia de suicidios dentro y fuera de las
cárceles: sería difícil creer que no existe ninguna relación entre
superpoblación penitenciaria, disminución de la abitabilidad, y un largo
nivel de suicidios, que ha crecido de un 300% desde los años sesenta
del siglo XX hasta hoy».