“La grande bellezza”, película italiana de Paolo Sorrentino y ganadora de un Premio Óscar, sigue fomentando muchas (y muy diferentes) opiniones entre los usuarios de la red. Abundan las recensiones: profesionales como de aficionados, positivas como negativas, y la confusión del debate entre las dos opiniones es tan fuerte que a duras penas se comprende si la película es realmente buena o mala. ¡Qué lío!
En los periódicos se revela indecisión: L’Unità e Il Giornale endiosan al director y su trabajo; en las páginas de “Il Fatto Quotidiano” Marco Travaglio mata y derrumba; Scilian Gastaldi y L’Espresso parece que se queden a medio camino.
Seguimos por blogs y plataformas independientes: BlastingNews propone una descripción de la obra, subrayando la atmósfera poética y poniendo de manifiesto las sensaciones del espectador; pasamos por Intravino, que de otro lado se concentra en el lado “alcohólico” de la visión; llegamos a Gli Spietati y Linkiesta, donde la película se ve sometida a un análisis crítico y destructivo que hace añicos a Paolo Sorrentino. También en los comentarios a los artículos se combate valiosamente para amparar o tumbar esta obra, que sigue dividiendo a los italianos.
Por otro lado, los extranjeros parecen bastante convencidos.
En el frente americano e inglés, Rotten Tomatoes otorga un 91% a la película (y un 79% de la audiencia la aprecia); Metacritic se lanza en un buen 7,8/10; All Movie sentencia 4,5 estrellas (y los usuarios 4) sobre 5. Siguen The Guardian (5 estrellas) y The Economist. En tierra española El País, Sensacine y varios blogs como Zona Negativa, Hello Friki, Ciudadano Noodles, La Butaca Azul derrochan de 4 a 5 estrellas de agradecimiento.
¿Los italianos nos hemos acostrumbrado a criticar todo sin lógica? ¿Ya no somos capaces de reconocer talentos nacionales? ¿Sobrestimamos un trabajo de poca importancia, gritando al milagro artístico? ¿Los extranjeros no tienen bastante conocimiento de la realidad italiana y sobrestiman la película?
¡Qué dilema!
Hay tantas claves de lectura que la película se presta a la misma variedad de interpretaciones: por eso no estoy seguro de que el trabajo de Paolo Sorrentino se pueda juzgar fácilmente, ni tampoco ser analizado en línea general. Yo lo vi tres veces, y cada vez tuve un resultado diferente.
Primera vez: me impresionaron las músicas sacras y la mayoría de las fotografías, pero no comprendí al 100% la trama, que me pareció vacía, sin crecimiento y profundización psicológica de los personajes. Me faltaba algo... tenía que verlo otra vez. 4/10
Segunda vez: logré comprender un poco más a los personajes y sus interacciones con el mundo que les rodea, apreciando algunos detalles de los que no me había dado cuenta. Además, empecé a contextualizar mejor la película. De todos modos, a pesar de la “belleza” gráfica, la trama siguió estando vacía y sin “despegar” del todo. 6/10
Tercera vez: intenté ver esta obra desde un punto de vista que no tuviese en cuenta los detalles (si vamos a examinarlos perdemos todo el contexto que los rodea). Si tuviera que compararla con una obra de arte, elegiría La Tour Eiffel de George Seurat. Valdría el mismo concepto: si te concentras en los detalles vas a perderte la complejidad de la pintura. Entonces mi consejo es: no os quedéis en una escena, no intentéis analizar algo tan subjetivo como la belleza.
Citando a Oscar Zeni, “Intentad apreciarlo como una copa de vino preciado sin daros cuenta del etiquetado y sin ser distraidos por los bla bla bla: os aseguro que lograréis agradables sorpresas”.